La noche que conoció su locura




Oía latir mi corazón en el retumbar de los altavoces. Mi pecho reverberaba con una sensación desconocida que debía parecerse a la felicidad. En el Psicopompo los cuerpos nos rodeaban como zombis animados por el oscuro poder de un nigromante. Ella bailaba a mi lado, empujada por las furias que habitaban su interior. Fue entonces cuando comprendí el abismo que separaba nuestros universos, abismo al que acababa de asomarme con una excitación propia del miedo. Nuestras bocas, nuestras manos, nuestros cuerpos se fundieron. Habitaba la ficción que tanto había buscado ¿Distinguiría la realidad al despertar?


Anthony Patch. 

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